Hay recetas que nos acompañan desde siempre. El pan con tomate —pa amb tomàquet en Cataluña— es una de esas joyas simples y perfectas que nunca pasan de moda. Si a eso le añadimos jamón ibérico, estamos ante uno de los bocados más representativos del sabor español. Pero ¿qué pasa si tomamos esa tradición y la convertimos en algo nuevo, divertido y visualmente irresistible? Así nació mi pizza de pan con tomate y jamón ibérico en forma de roll: un híbrido entre tradición, street food y capricho gourmet.
¿Por qué convertir algo tan clásico en roll?
Me encanta respetar las raíces, pero también me fascina jugar con ellas. A veces, los formatos lo cambian todo. Cuando pensamos en pizza, pensamos en algo plano, redondo, con bordes crujientes. Y cuando pensamos en pan con tomate y jamón, visualizamos una rebanada de pan rústico con su aceite de oliva y sus lonchas finas de jamón.
Pero el roll —inspirado en los cinnamon rolls o incluso los pizza rolls americanos— nos permite llevar esta receta a otro terreno: el del picoteo compartido, los buffets creativos, las meriendas sofisticadas o incluso los almuerzos rápidos sin perder la esencia.
Además, este formato hace que los sabores se concentren en espirales sabrosas, donde cada bocado lleva todos los ingredientes. Y seamos sinceros: todo sabe mejor cuando se presenta de forma inesperada.
La masa: más cerca del pan que de la pizza
Aunque llamo a esta receta «pizza», en realidad se apoya más en una masa de pan sencilla. Prefiero usar una base tipo focaccia o incluso una masa de pan fermentado con aceite de oliva. La clave está en que sea esponjosa pero resistente, para que al enrollarla no se rompa ni se seque.
Truco personal: Estiro la masa sobre papel de hornear y la dejo leudar por segunda vez ya con los ingredientes extendidos encima, justo antes de enrollar. Esto evita que la masa se vuelva rígida al hornearse.
El tomate: natural, fresco y sin complicaciones
Olvídate de salsas cocidas o preparaciones complejas. Aquí el tomate va rallado, crudo, con un poco de sal y buen aceite de oliva virgen extra. Es la manera más pura y honesta de rendir homenaje a la receta original.
Si quieres añadir un toque diferente, puedes ponerle ajo rallado, albahaca fresca o incluso un poco de ralladura de limón para levantar el sabor.
Consejo: Usa tomates bien maduros. Mientras más rojos, jugosos y dulces, mejor resultado tendrás.
El jamón ibérico: el protagonista absoluto
Nada de jamón cocido, ni serrano de supermercado. Jamón ibérico de verdad. Unas lonchas finas bien distribuidas por encima del tomate marcan la diferencia entre un plato correcto y una auténtica delicia.
No hace falta cubrir toda la superficie: el sabor del ibérico es tan intenso que con poco alcanza. Eso sí, añádelo después del horneado, justo cuando la masa aún está caliente. Así no se seca ni pierde su textura sedosa.
El queso: ¿sí o no?
Aquí viene una decisión personal. Tradicionalmente, el pan con tomate y jamón no lleva queso, pero si te gusta experimentar, puedes añadir una fina capa de queso manchego curado rallado antes de enrollar. Le da un punto fundente y salado que puede complementar muy bien el jamón.
Yo suelo preparar una mitad con y otra sin queso, y sorprendentemente, ¡la versión sin queso suele ganar!
El proceso paso a paso
- Prepara la masa: Puedes usar una receta de masa de pan básica con levadura, harina, agua, aceite de oliva y sal. Déjala fermentar hasta que doble su tamaño.
- Extiende y cubre: Sobre la masa estirada, añade el tomate rallado con aceite y sal.
- Enrolla con cuidado: Forma un cilindro con la masa, como si fuera un brazo de gitano.
- Corta en porciones: Divide en rollitos de unos 4-5 cm y colócalos en una bandeja, separados ligeramente.
- Hornea: 20-25 minutos a 190°C, hasta que estén dorados por fuera y cocidos por dentro.
- Añade el jamón: Coloca las lonchas de jamón sobre cada rollito caliente. ¡Listo para servir!
Sugerencias para servir
- Acompañamiento: Una ensalada verde con vinagreta de mostaza y miel resalta perfectamente los sabores.
- En eventos: Sirve los rolls en una tabla de madera con palillos decorativos y ramitas de romero.
- Como tapa gourmet: Añade encima un toque de mermelada de higo o cebolla caramelizada.
¿Y si lo quieres vegetariano?
Sustituye el jamón por tiras finas de berenjena asada o tomate seco en aceite. También puedes usar champiñones salteados con ajo para un toque más umami.
Valor nutricional
Aunque parece una receta indulgente, en realidad es bastante equilibrada:
- Proteínas del jamón
- Fibra de la masa casera
- Grasas buenas del aceite de oliva
- Y si usas tomate fresco, obtienes una dosis saludable de licopeno
Obviamente, no es un plato de dieta, pero tampoco es un pecado. Es un capricho consciente, sabroso y mucho más natural que muchos snacks procesados.
Reflexión final
Esta receta nació de un antojo: quería algo rápido, sabroso y con alma española. Pero al presentarlo en forma de roll, descubrí que lo simple puede transformarse en algo sorprendente sin complicarse la vida. Es cocina de aprovechamiento, es reinvención de lo cotidiano y, sobre todo, es una forma de compartir.
Los pizza rolls son populares en muchas culturas, pero esta versión con ADN ibérico tiene algo especial: une lo mejor del pan con tomate con la elegancia del jamón ibérico. Una receta que, te aseguro, no pasa desapercibida.