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Empanadillas de chorizo con dátiles y queso manchego

A veces, las combinaciones más sorprendentes nacen de un descuido. Otras, de la pura curiosidad por romper esquemas. Así nacieron estas empanadillas de chorizo con dátiles y queso manchego: un experimento con sabor a tradición, pero con alma traviesa y dulce.

Una receta que juega con el contraste, que invita a probar sin prejuicios y que, una vez descubierta, se vuelve adictiva.

Chorizo: el corazón especiado

El chorizo es sinónimo de identidad. Su sabor intenso, su toque ahumado, ese picante sutil… todo en él habla de campo, de cocina rústica, de sabor profundo. Para esta receta, recomiendo un chorizo ibérico de calidad, fresco, no curado. ¿La razón? Se funde mejor con el resto de ingredientes y libera sus jugos dentro de la empanadilla, creando un relleno jugoso e irresistible.

Un consejo: saltear ligeramente el chorizo en sartén antes de usarlo. Así liberas parte de su grasa y concentras el sabor sin que empape la masa.

Dátiles: dulzura que sorprende

Muchos asocian los dátiles a postres o a la cocina árabe, pero su textura densa y su dulzura natural hacen que sean perfectos para equilibrar sabores potentes como el del chorizo. El truco está en cortarlos muy finamente o incluso picarlos en una pasta gruesa, para que se integren sin dominar.

El resultado es una explosión en boca donde el primer bocado es salado y el segundo, inesperadamente dulce.

Queso manchego: cremosidad con carácter

El manchego curado añade una dimensión extra. No solo da cremosidad al interior de la empanadilla, sino que aporta una salinidad elegante que une los sabores. Elegí este queso por su arraigo en la gastronomía española y por su capacidad de fundirse sin perder personalidad.

Otra opción interesante (aunque menos intensa) sería el queso de oveja semicurado o incluso una mezcla de manchego y brie para un interior más fundente.

 

 

La masa: artesanal o comprada

Las empanadillas pueden prepararse con masa casera o con obleas compradas en el supermercado. Ambas funcionan. Sin embargo, si optas por hacer tu propia masa, te recomiendo una receta básica:

  • 300 g de harina
  • 100 ml de agua
  • 50 ml de aceite de oliva
  • 1 cucharadita de sal

Amasa bien, deja reposar y estira fino. Esta base aguanta perfectamente el horneado o la fritura.

Montaje y cocción

  1. Prepara el relleno: mezcla el chorizo salteado, los dátiles picados y el queso rallado o en cubitos.
  2. Coloca una cucharada sobre cada oblea y ciérrala bien con un tenedor.
  3. Pinta con huevo batido si vas a hornearlas, o fríe en aceite caliente hasta que estén doradas.

Personalmente prefiero hornearlas: quedan más ligeras, menos grasientas y permiten que el queso se funda lentamente, abrazando los demás sabores.

 

 

Toques finales y sugerencias

  • Puedes añadir una pizca de romero picado al relleno para un toque herbal.
  • Unas semillas de sésamo o amapola en la superficie le dan un acabado gourmet.
  • Acompaña con una salsa de yogur con limón y menta para un contraste fresco.

Y si quieres ser aún más atrevido, sirve las empanadillas con una reducción de vino tinto como dip. El dulzor natural del vino complementa el dátil a la perfección.

¿Por qué funciona esta combinación?

Porque juega con el contraste, uno de los pilares de la cocina emocional. El picante del chorizo, la dulzura densa del dátil y la salinidad del queso crean un equilibrio complejo que estimula el paladar. Es como un diálogo de sabores donde cada uno tiene su momento.

No es casualidad que recetas como bacon con dátiles o higos con jamón hayan triunfado en la gastronomía mediterránea. Aquí, la empanadilla se convierte en el lienzo para una versión ibérica de esa armonía dulce-salada.

¿Cuándo servirlas?

  • Como aperitivo en una cena informal
  • En un brunch con toques creativos
  • Como tapa en una fiesta
  • Incluso como snack para llevar al trabajo

Son versátiles, prácticas y se pueden preparar con antelación. Se conservan bien en la nevera y se recalientan fácilmente en horno o air fryer.

¿Y si quiero una versión vegetariana?

Sustituye el chorizo por champiñones salteados con pimentón ahumado. Añade nueces picadas para dar textura, y el dátil y el queso se mantienen igual. No es lo mismo, pero tiene su propia magia.

Valor nutricional

Aunque no es una receta «ligera», cada empanadilla ofrece:

  • Proteína del chorizo y el queso
  • Fibra y minerales del dátil
  • Grasas saludables si se hornean y se usa buen aceite

Una o dos piezas son más que suficientes para disfrutar sin culpa.

Reflexión final

En cocina, hay combinaciones que nos hacen pensar “esto no debería funcionar”… hasta que lo pruebas. Así me pasó con estas empanadillas. Y desde entonces, son un comodín en reuniones, cenas improvisadas o simplemente para darme un gusto.

Porque a veces, la innovación no está en lo extravagante, sino en atreverse a mezclar lo que ya conoces de formas nuevas.

Estas empanadillas de chorizo con dátiles y queso manchego son eso: tradición, creatividad y un toque de osadía envueltos en una masa crujiente.

Andres Lopez
Andres Lopezhttps://secretosdecasa.net/author/andres-lopez/
¡Hola! Soy Andrés López, un aficionado de la tradición del chef mexicano en su preparado gastronómico y al rico patrimonio cultural que conlleva. Años más tarde, me crié en Puebla. Allí aprendí de los aromas y sabores verdaderos del país que lo rodeaba Hoy día, como chef autodidacta y novelista me centro en restaurar lasrecetas que han llegado de generación para generación con un giro actualizada pero sin perder su espíritu. Para mí, la cocina es mucho más que comer; una escalera para ir uniendo con las cosas de quienes venimos del país y los suyos. ¡Acompáñame en este viaje culinario!
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