El gazpacho caliente de tomate seco y queso fundido es una versión innovadora que fusiona el frescor de la sopa fría andaluza con la calidez de un plato otoñal. En lugar de servirlo helado, se calienta suavemente, integrando la intensidad del tomate seco y la untuosidad de un queso fundido en cada cucharada. Es perfecto para días de transición, cuando aún deseamos el sabor del tomate pero buscamos una textura reconfortante que abrace el cuerpo.
Ingredientes clave
- Tomate seco en aceite (80 g): aporta dulzor concentrado y tono umami.
- Tomate maduro (400 g): base fresca y jugosa.
- Pimiento rojo asado (1 unidad): añade dulzor y color.
- Pepino (½ unidad): suaviza la acidez.
- Cebolla blanca (¼ unidad): aporta fundamento suave.
- Ajo (1 diente pequeño): un golpe de aroma.
- Pan del día anterior (50 g): da cuerpo y liga.
- Caldo de verduras caliente (200 ml): cocción y textura.
- Aceite de oliva virgen extra (50 ml), más extra para servir.
- Sal y pimienta al gusto.
- Queso fundido (por ejemplo, queso de oveja semicurado o mezcla de mozzarella y manchego, 100 g): cremosidad y contraste.
- Hierbas aromáticas (albahaca o tomillo) para decorar.
Elaboración paso a paso
1. Hidratación y preparación del tomate seco
Escurrir los tomates secos y reservar el aceite. Picar finamente la mitad; la otra mitad se incorporará en gajos al final para un contraste de textura.
2. Sofrito ligero
En una cazuela amplia, calentar 2 cucharadas del aceite de los tomates secos. Pochar el ajo laminado y la cebolla a fuego medio-bajo hasta que queden transparentes. Añadir el pimiento rojo asado troceado y saltear 2 minutos.
3. Integración de vegetales y pan
Incorporar el tomate maduro pelado y picado, el pepino pelado y cortado en dados, y el pan desmenuzado. Salpimentar y rehogar un par de minutos, para que el pan absorba jugos.
4. Cocción con caldo
Verter el caldo caliente hasta cubrir apenas los ingredientes. Añadir el tomate seco picado. Dejar cocer a fuego suave 8–10 minutos, removiendo con suavidad, hasta que todo esté tierno.
5. Triturado fino
Pasar la mezcla al vaso de la batidora o al robot de cocina. Triturar a máxima potencia, vertiendo poco a poco el aceite de oliva virgen extra restante, hasta lograr una crema sedosa y homogénea. Colar si se desea extra fineza.
6. Calentado suave y queso fundido
Regresar la crema a la cazuela a fuego muy suave. Añadir el queso fundido en trozos pequeños. Remover constantemente hasta que se funda e integre, sin hervir.
Emplatado y toques finales
Servir el gazpacho caliente en platos hondos o tazones. Decorar con:
- Gajos de tomate seco para morder entre la crema.
- Un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
- Hojas frescas de albahaca o ramitas de tomillo.
- Opcional: un puñado de picatostes de pan de masa madre para contraste crujiente.
Contrastes y sensaciones
- Dulzor del tomate seco que equilibra la acidez del tomate fresco.
- Untuosidad del queso que aporta cuerpo y sabor lácteo.
- Calor suave que reconforta sin aplastar los matices frescos.
- Toque crujiente de los picatostes y los gajos de tomate seco.
Variantes creativas
- Sustituir parte del queso por queso azul suave, para un puntito de intensidad mayor.
- Añadir un chorrito de vino oloroso en el sofrito, elevando la profundidad aromática.
- Incorporar espinacas baby en la cocción para un matiz verde y nutritivo.
- Finalizar con unas escamas de sal ahumada para un contrapunto fumé.
Maridaje recomendado
Un vino blanco afrutado (verdejo o albariño joven) complementa la untuosidad; una cerveza belga de trigo limpia el paladar; un vino dulce (moscatel) puede realzar el dulce natural del tomate seco y la cebolla.
Este gazpacho caliente de tomate seco y queso fundido demuestra que la inspiración para reinventar un clásico puede surgir de jugar con temperaturas y texturas. Es un plato que conserva la esencia del gazpacho y, al mismo tiempo, traslada sus sabores a un contexto otoñal e inesperado. ¡Anímate a probarlo y disfruta de su calidez y complejidad en cada cuchara!
